viernes, 23 de noviembre de 2007

“Olvido”

Hace tiempo que la nieve no cae
En este desierto de recuerdos secos.

No se olvidan las lágrimas de la partida
Ni la sonrisa escondida en el abismo.

¿Pensaría un ángel en jamás ser olvidado?

Hubo un día que llovieron rosas blancas
Al saber que su recuerdo me olvido.

Ni una palabra salio de mi boca
Tan solo un río de aceite negro corrió.

¿Cuánto tiempo de que tus alas marcharon?

El fuego quemo la sangre y la volvió ceniza
Que juega con el viento al caer la noche.

Todo se borra menos aquella imagen
De colores blancos, negros y rojos enlazados.

¿Cuál es el precio de una foto en la mente?

Hace tiempo que la nieve no cae
En este desierto de tristes recuerdos…

Aur Celas Iskaril…
Dash 2006

jueves, 22 de noviembre de 2007

Negro del Rojo

Negro del Rojo que como sangre coagulada espera el momento…
El fuego que lentamente se va apagando en el crepúsculo del corazón.

Negro del Rojo que se refleja en las cenizas de un niño…
La explosión abrasadora sobre la cuna en tiempos de guerra.

Negro del Rojo que se esconde detrás de sus carnosos labios…
El veneno en los besos que se vuelven mentiras por las noches.

Negro del Rojo que en el abismo lentamente se esparce…
La soledad de un alma que con el tiempo se ha quedado sin palabras.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

“Ha Muerto”

Ha muerto; la frágil vida se le fue…
El Rojo de sus ojos ha tornado violeta (Violento).
Su fino collar de seda endureció como cadenas.
La tersura de su piel torno en verde seco…
La vida que invadía su cuerpo ahora se pudre.
Y su verdosa sangre dejo de correr hace tiempo.
Ya su grandeza se perdió en el recuerdo (Olvido).
Ya no representa el amor, la ternura, el calor…
Solo Muerte, dolor y oscuridad (Marchita).
Ha muerto, si; la vida se le fue…
La rosa de mis sueños se ha marchitado…
(Asesino el tiempo).

jueves, 1 de noviembre de 2007

“Los Muertos del Alma”

Como una bella pesadilla de la princesa Länae…
Así hoy la noche grita y se retuerce de dolores desconocidos.
La luna llora lágrimas saladas que lentamente se van al mar,
Poco a poco siento como mis piernas se cubren de su humedad.
Y me siento cubierto por el helado manto de las estrellas de invierno.

Si, como una bella pesadilla con la princesa Länae…
Veo como su rostro cambia la imagen angelical por un gesto de dolor.
El ardor punzante se entierra como estaca poco a poco en su entrepierna,
Endulcolora su sangre amarga llenándola de tristes y perdidos recuerdos.
Y la hace sentir esa calida brisa que cae al llegar el alba sobre el infierno.

Quisiera dejar de soñar con este demonio tan lleno de cielo…
Pero ahora se que es inevitable, es la maldición de anhelar imposibles.
Ahora una espina más se clava de un solo golpe en este corazón ya herido,
Nuevos brotes de sangre negra supuran por mi boca blasfema y blanca.
Y puedo sentir como un caluroso asco consume ansiosamente mi cabeza.

Otra noche y otro tierno sueño con mi ángel negro…
Observo como varios pares de uñas largas destrozan sus pechos endurecidos.
El ansia de tomar la sangre como vil y descarado animal de rapiña moribundo,
La presa yaciendo en el piso, como pidiendo ser poseída una ultima vez.
Y un vómito blancuzco que me hace volver a la antigua y alterna realidad.

Aligero mis penas pensando en los muertos del ama…
Recordando sus cálidos besos de amor y viendo sus amarillentos cráneos sin ojos.
Toco la pus que sale de sus heridas y recuerdo que mi corazón esta hambriento,
Alimento a los buitres de la memoria con las imágenes mas prohibidas entrecortadas.
Y no puedo dejar de pensar en la oscura princesa del placer más bajo y terrenal.

Veo una vieja novela arrumbada en un cajón y la tomo entre mis manos descarnadas.
El color pálido entre sus paginas me recuerda las frías manos de mi querida princesa.
“Pero ya no más amor hubo, solo quedo el odio…” Esa era la última línea escrita.
Lloré al saber que el autor de tan trágico y cruel destino no era otro mas que yo.
Y reí, me carcajee toda la maldita noche, burlándome de aquel amargo ayer.

Caer dormido una vez más y visitar a la señora de los ojos negros…
Es la Muerte, gritan algunos antes de caer fulminados por su cálido beso plateado.
Yo me aún me resisto a creerlo, tan solo siento vida cuando ella esta a mi lado.
Solo me importa que su frío para mi sea el más tórrido y abrasante calor.
Y que me queme tiernamente en su regazo, que me desgarre su candor.

Lentamente sus ropas caen al suelo mostrando aquel deseo perdido…
Posiblemente hasta el primer hombre que piso esta tierra cayó en su encanto.
Una mano se interna profundo en su vientre sacando la poca vida que le queda,
Viseras doradas de una diosa pagana que se ve a si misma en descomposición.
Y ahora mi llanto crea un océano nocturno y olvidado que nadie podrá ver jamás.

Me niego a creer que solo sea una bella pesadilla el ver a esa princesa…
Solo siento que la Luna me escupe a la cara y sarcásticamente se ríe de mi.
Un perro rabioso llora desconsolado la muerte de su amo al que el mismo mato.
El recuerdo de mis muertos del alma que me piden que muera y regrese con ellos,
Al único lúgubre lugar que un alma vacía y marchita como la mía puede llamar hogar.

Ahora lo se, ella no vendrá nunca más, no hasta el último respiro…
Ya no podré tener pesadillas con su toque de terciopelo y su blanca y lisa carne.
No lo haré hasta que ella pose sus manos frías sobre mi cuello y me estrangule.
Hasta que entierre sus uñas en mi corazón y me mate lentamente con su beso.
Ya no soñare hasta que Länae me guíe hacia sus tierras escondidas en la Luna.


Dash 2005