miércoles, 21 de mayo de 2008
Podría no dartelo (Reloaded)
Arrastrando nuestras esencias hacia el vacio,
Donde la realidad y la fantasía no importan.
Demostrarte que todo eso realmente existe
Y que algunas veces es posible soñar despierto...
Sacaría mis ojos y en tus manos los pondría,
Gritaría que te extraño noche tras noche;
Consumiéndome con tu frío recuerdo...
Te daría los olvidados restos de mi alma,
Anhelando que me calles con tus historias;
Desatando la furia de viejas leyendas celosas,
Embriagado por la esencia en tu saliva (vino tinto).
Me perdería en donde no hay tiempo ni espacio,
Esperando en silencio, siempre esperando;
Rodeado por los restos de mis pecados:
Mujeres rotas que se olvidaron con el tiempo,
Y la inocencia ultrajada por un Dios ciego.
Flores marchitas coronando la cabecera...
(Puedes mirar pero no tocar).
Mezclaría mi ser en el flujo de lo irreal,
Como un niño exasperado queriendo jugar,
Agitado por la imagen de lo que vendrá...
(Entre el demonio y el mar abierto).
Y mientras la luz cubriría tus ojos cerrados,
Y yo te marcaría con besos de terciopelo;
Acariciaría tú cabello tan lleno de sal...
(Dios de los rotos, repara mi alma).
Yo podría salir de este escondite oscuro,
Cambiar todo lo que es opaco en neón,
Alumbrar las noche más oscura de todas,
Regalarte un sol apagado para verte en lo negro...
Así nuestros cerebros explotando en éxtasis,
Como dos amantes que no busquen nada
Disfrutando de esta película tan corta y frágil,
Creyendo que el momento no terminara jamás...
Dejaría que el sonido escapara de mi cabeza
Y te llenara con los sonidos que martirizan mi alma.
Podría mirarte a los ojos y ver más allá...
Podría cambiar al mundo por verte sonreír...
Podría darte un amor...
...Pero tan solo soy una máquina...
…Y estoy (supuestamente) programado…
…Para no sentir…
Dash
martes, 13 de mayo de 2008
Como una historia sin fin...
Así en la noche soñé como una damita se acercaba a mi morada.
Extrañado y excitado, salí a su encuentro, pero no ahí no había nadie.
Mientras mis entrañas se mezclaban con la carne de mi última victima.
Así soñé una vez que era yo, quien era escrito por alguien mas allá afuera.
Deambulando en busca de una señorita viviendo en alguna ciudad distante.
Amargado y desesperado, en huelga de hambre y desahuciado, tan distante.
Tan solo quería decirle quien era, mostrarle aquella herida y rendirse a sus pies.
Pero el tiempo pasa lentamente como un castigo para el Lobo hambriento,
Mientras la sangre se coagula en su garganta seca, así su voz se va apagando.
Mientras sus manos se secan y parecen ramas secas, petrificándose en el desierto.
Mientras todos sus recuerdos se van borrando, excepto el de aquella mujer de rojo.
Así una noche desperté y confundí la fantasía con la realidad, ¿Era sueño o verdad?
El caso es que alguien escribió un final para esta infinita historia en alguna parte,
Pero ya nadie recuerda lo que pasaba, ahora existen un millón de escenas distintas,
Tantas como estrellas en el firmamento estelar, tantas como la arena de aquel desierto.
Existirán diferentes cazadores y presas, hasta el día en que ambos recuerden lo que son:
Dos personajes que forman parte de un poema.
Dash 2008
miércoles, 23 de abril de 2008
Galletas y sueños
Y me atormento con la dulzura del pasado
Con las mordidas que dabas a mi alma
Al caer la noche en la tierra encantada.
Y me declaro victima de un cuento de hadas
Atraído por algún hechizo primerizo
Por alguna esencia ya ligera, ya delicada.
El castillo de arena colapsa con el viento
El aire envenado llena mis pulmones
Y me hace cosquillas, como queriendo jugar.
Te veo alejarte mientras huyes de mí
Con tu cara de hada de los sueños marchitada
Rodeada por demonios que tu misma invocaste.
Y juego a ser el lobo feroz, mientras te sigo
Mientras atravesamos algún bosque maldito
Mientras nos desvanecemos con la noche.
Te escondes en el mismo lugar de siempre
Rodeada de dulces, galletas, almas en pena,
Música alegre y sueños multicolor...
Aquella persecución fue la ultima, el final.
Ya no más juegos de niños y canciones.
Todo color borrado de la memoria.
Y me atormento con aquel olor agridulce
De tu sangre mezclada con dulce inocencia,
De tu muerte con el cuento que nunca termina.
Para Maeth.
Dash 2008