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viernes, 25 de julio de 2008

Beber de Luna

Una cama llena de blanco, tatuada con la historia (su historia), con las vidas de aquellos que algún día deseamos su beso.
Su cabello estaba alborotado, era de un color cobrizo, impregnado por ese olor que debían tener todas las cosas el día de la creación.
Él puso su rostro frente al de ella. Era hermosa. Nunca pudo ver sus ojos con claridad, ella los mantuvo cerrados la mayoría del tiempo, pero el los imaginaba en blanco, vacíos y extasiados como nunca los podrá haber. La perfección de su nariz era escultórica. Él jamás imagino que un ser así necesitara respirar.
Adentro y afuera, el pecho desnudo sacando algo que no era aire, sino un poco de sublime eternidad. Él acerco su boca a la nariz, para beber un poco de aquella esencia sobrenatural que mantiene vivos a los seres divinos.
En un segundo llegaron visiones, imágenes intercaladas con el calor de su cuerpo, fundiéndose poco a poco hasta lo ilógico e incierto, arrastrando todos los recuerdos, tornando en rosas blancas, en balas de plata, en el destino cruel pero siempre cierto...
Todo pasó en un instante, al tomar de ese licor prohibido en su saliva y de su respiración ancestral. Él continúo explorando la anatomía de aquella criatura celeste, que se ofrecía como la tentación más grande en la época del hombre.
Un poco más abajo.
No tuvo que ir muy lejos para toparse con los labios entreabiertos, aquel aliento de cielo y delirio.
Un beso. Más destino.
Hola – dijo una voz incierta, él sabia que era de ella...
Una profunda paz inundo el recinto por un segundo. De nuevo todo fue efímero. Él abrió los ojos y ella seguía allí.
No, esta vez no fue sueño. Esta vez estaban los dos allí y el la tomo entre sus brazos, se decidió a investigar que podría ocultar la fisonomía de un ser tan perfecto y desconocido. Estaba dispuesto a pagar el precio.
Trazo mentalmente un mapa de su cuerpo, busco los abismos en los que recaía su eternidad, exploro más allá con sus labios y sus dientes, allí donde brotan las palabras de los dioses y bebió un poco de ella.
Ella seguía allí.
Él continuo su camino, busco el cuello, deslizo sus manos por la piel blanca de los senos, mordió ligeramente las glorietas de carne, efímera y rosada, que coronaban los pechos perfectos, regreso a sus labios y en un segundo todo lo que no podía ser real lo fue: todos los cuentos de hadas, los sueños olvidados, las rosas que no se marchitan, un hombre besando la divinidad.
Era energía vital, pura, tan intensa, tan maravillosa y exquisita...
-Vida.
-¿La mía? – Pregunto él.
- No importa- dijo la Luna, mientras lo amarraba con su abrazo mortal.
- Solo quiero ver tus ojos. Nada más que eso.
- Ya has tenido suficiente.
- Entonces dime que hay en ti, que habrá en ti y que hubo en ti.
- Lo sabes...
Al final solo un cuerpo quedo en la cama, solo la Luna con sus ojos abiertos. Nada más.
Se quedo quieta durante unos minutos, después se levanto y guardo en su alma un recuerdo más, un mechón de cabello, unos lentes oscuros y un par de guantes rotos. Suspiro y volvió a cerrar los ojos... El sueño termino.
Licor de Luna y sangre de hombre: ¿De eso esta hecho el amor?
Dash 2007-2008

jueves, 1 de noviembre de 2007

“Los Muertos del Alma”

Como una bella pesadilla de la princesa Länae…
Así hoy la noche grita y se retuerce de dolores desconocidos.
La luna llora lágrimas saladas que lentamente se van al mar,
Poco a poco siento como mis piernas se cubren de su humedad.
Y me siento cubierto por el helado manto de las estrellas de invierno.

Si, como una bella pesadilla con la princesa Länae…
Veo como su rostro cambia la imagen angelical por un gesto de dolor.
El ardor punzante se entierra como estaca poco a poco en su entrepierna,
Endulcolora su sangre amarga llenándola de tristes y perdidos recuerdos.
Y la hace sentir esa calida brisa que cae al llegar el alba sobre el infierno.

Quisiera dejar de soñar con este demonio tan lleno de cielo…
Pero ahora se que es inevitable, es la maldición de anhelar imposibles.
Ahora una espina más se clava de un solo golpe en este corazón ya herido,
Nuevos brotes de sangre negra supuran por mi boca blasfema y blanca.
Y puedo sentir como un caluroso asco consume ansiosamente mi cabeza.

Otra noche y otro tierno sueño con mi ángel negro…
Observo como varios pares de uñas largas destrozan sus pechos endurecidos.
El ansia de tomar la sangre como vil y descarado animal de rapiña moribundo,
La presa yaciendo en el piso, como pidiendo ser poseída una ultima vez.
Y un vómito blancuzco que me hace volver a la antigua y alterna realidad.

Aligero mis penas pensando en los muertos del ama…
Recordando sus cálidos besos de amor y viendo sus amarillentos cráneos sin ojos.
Toco la pus que sale de sus heridas y recuerdo que mi corazón esta hambriento,
Alimento a los buitres de la memoria con las imágenes mas prohibidas entrecortadas.
Y no puedo dejar de pensar en la oscura princesa del placer más bajo y terrenal.

Veo una vieja novela arrumbada en un cajón y la tomo entre mis manos descarnadas.
El color pálido entre sus paginas me recuerda las frías manos de mi querida princesa.
“Pero ya no más amor hubo, solo quedo el odio…” Esa era la última línea escrita.
Lloré al saber que el autor de tan trágico y cruel destino no era otro mas que yo.
Y reí, me carcajee toda la maldita noche, burlándome de aquel amargo ayer.

Caer dormido una vez más y visitar a la señora de los ojos negros…
Es la Muerte, gritan algunos antes de caer fulminados por su cálido beso plateado.
Yo me aún me resisto a creerlo, tan solo siento vida cuando ella esta a mi lado.
Solo me importa que su frío para mi sea el más tórrido y abrasante calor.
Y que me queme tiernamente en su regazo, que me desgarre su candor.

Lentamente sus ropas caen al suelo mostrando aquel deseo perdido…
Posiblemente hasta el primer hombre que piso esta tierra cayó en su encanto.
Una mano se interna profundo en su vientre sacando la poca vida que le queda,
Viseras doradas de una diosa pagana que se ve a si misma en descomposición.
Y ahora mi llanto crea un océano nocturno y olvidado que nadie podrá ver jamás.

Me niego a creer que solo sea una bella pesadilla el ver a esa princesa…
Solo siento que la Luna me escupe a la cara y sarcásticamente se ríe de mi.
Un perro rabioso llora desconsolado la muerte de su amo al que el mismo mato.
El recuerdo de mis muertos del alma que me piden que muera y regrese con ellos,
Al único lúgubre lugar que un alma vacía y marchita como la mía puede llamar hogar.

Ahora lo se, ella no vendrá nunca más, no hasta el último respiro…
Ya no podré tener pesadillas con su toque de terciopelo y su blanca y lisa carne.
No lo haré hasta que ella pose sus manos frías sobre mi cuello y me estrangule.
Hasta que entierre sus uñas en mi corazón y me mate lentamente con su beso.
Ya no soñare hasta que Länae me guíe hacia sus tierras escondidas en la Luna.


Dash 2005